
Durante décadas, el acetaminofén (paracetamol) ha sido el fármaco de referencia para el dolor y la fiebre en mujeres embarazadas. Su estatus como el “medicamento seguro” por excelencia ha sido defendido por las principales organizaciones de salud, que subrayan que los riesgos de una fiebre alta o un dolor severo sin tratamiento superan cualquier posible efecto secundario. Sin embargo, este consenso médico ha sido desafiado por una ola de estudios y un llamado de atención de científicos que sugieren un posible lado oscuro: una asociación con trastornos del neurodesarrollo en los niños.
El centro de este debate es la diferencia entre una asociación y la causalidad. Muchos estudios han encontrado que las mujeres que tomaron acetaminofén durante el embarazo tienen una mayor probabilidad de tener hijos con Trastorno del Espectro Autista (TEA) o Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Sin embargo, estas investigaciones no prueban que el fármaco sea la causa directa. Los críticos argumentan que otros factores, como la misma enfermedad que motivó el uso del medicamento, podrían ser los verdaderos responsables.
A pesar de la falta de una prueba concluyente, la preocupación ha crecido. En 2021, un grupo de 91 científicos y médicos publicaron un “consenso de opinión” en la revista Nature Reviews Endocrinology, donde instaron a la comunidad médica a actuar con mayor precaución. Aunque no pidieron prohibir el fármaco, sí sugirieron a las futuras madres evitar su uso si no es estrictamente necesario y utilizar la dosis mínima efectiva.
Ante este panorama de incertidumbre, la recomendación actual de los expertos ha evolucionado. La vieja creencia de que el acetaminofén es completamente inofensivo está siendo reemplazada por un enfoque más cauteloso y consciente. La mayoría de los médicos sigue recomendando el fármaco como la mejor opción para tratar la fiebre y el dolor, pero ahora enfatizan la importancia de usarlo solo cuando sea indispensable y por el menor tiempo posible.
En última instancia, el debate sobre el acetaminofén en el embarazo es un reflejo de la complejidad de la ciencia médica. No se trata de un simple caso de “bueno” o “malo”, sino de un delicado equilibrio entre los beneficios probados de un tratamiento y los posibles riesgos que la investigación continúa explorando. Para las futuras madres, la clave está en el diálogo abierto con su médico, asegurándose de que cualquier decisión sobre su salud y la de su hijo sea informada y prudente.