
Palm Beach, Florida, 29 de diciembre de 2025 – Los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Ucrania, Volodímir Zelenski, se reunieron este domingo en la residencia de Mar-a-Lago para discutir un plan de paz que ponga fin a la guerra en Ucrania, iniciada por Rusia en 2022. La cumbre, que duró alrededor de tres horas e incluyó un almuerzo, fue descrita por ambos líderes como “excelente” y “productiva”. Trump afirmó que las partes están “muy cerca” o “quizás muy cerca” de un acuerdo, mientras Zelenski destacó que el 90% del plan revisado de 20 puntos ya cuenta con consenso.
Los avances más notables incluyen el acuerdo casi total sobre garantías de seguridad para Ucrania, con Zelenski asegurando un alineamiento del 100% con Washington en este punto, y la creación de grupos de trabajo conjuntos para resolver detalles técnicos. Trump mencionó que Europa asumirá un rol principal en las garantías de seguridad, y ambos líderes coincidieron en que las conversaciones podrían culminar en semanas, con posibles reuniones en enero que involucren a líderes europeos.
Sin embargo, los temas más espinosos siguen sin resolverse: las cuestiones territoriales, particularmente el estatus del Donbás y otras regiones ocupadas por Rusia, así como el futuro de la central nuclear de Zaporiyia. Trump calificó estos asuntos como “complicados” y “sin resolver”, mientras Zelenski reafirmó que Ucrania no aceptará concesiones que violen su soberanía ni su legislación. No se anunció un alto el fuego inmediato ni un pacto definitivo, y Rusia, que ha continuado sus ataques aéreos, no ha mostrado aún disposición clara a aceptar las propuestas.
La reunión se produce tras una llamada telefónica “productiva” entre Trump y el presidente ruso Vladímir Putin horas antes, y con planes de otra conversación posterior. Aunque ambos mandatarios proyectaron optimismo y afirmaron que el acuerdo está “más cerca que nunca”, analistas coinciden en que el éxito final dependerá de superar las diferencias sobre territorio y de la voluntad real de Moscú. La cumbre en Mar-a-Lago representa un paso significativo, pero el camino hacia la paz sigue siendo incierto.