Trump Corta la Ayuda a Colombia y Acusa a Petro de Liderar el Narcotráfico: Crisis Diplomática en Marcha.

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El 19 de octubre de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció desde su residencia en Mar-a-Lago, Florida, una decisión que ha sacudido las relaciones diplomáticas con Colombia: el cese inmediato de toda ayuda financiera al país sudamericano. En un mensaje publicado en su plataforma Truth Social, Trump acusó al presidente colombiano Gustavo Petro de ser un “líder del narcotráfico” que fomenta activamente la producción de drogas en Colombia, afirmando que, bajo su mandato, los cultivos de coca han alcanzado niveles récord. “A partir de hoy, estos pagos, o cualquier otra forma de subsidios, ya no se realizarán”, sentenció Trump, marcando un punto de inflexión en una relación históricamente estratégica entre ambos países.

Esta declaración no solo refleja la retórica confrontacional característica de Trump, sino que también se enmarca en un contexto de crecientes tensiones bilaterales. Colombia, el mayor productor mundial de cocaína, ha recibido durante décadas aproximadamente 500 millones de dólares anuales de Estados Unidos, principalmente a través del Plan Colombia, destinado a combatir el narcotráfico y fortalecer la seguridad. Sin embargo, la política de “paz total” impulsada por Petro, que prioriza la sustitución voluntaria de cultivos ilícitos y critica métodos como la fumigación aérea, ha sido vista por Washington como un enfoque laxo frente al problema de las drogas. A esto se suma la reciente “descertificación” de Colombia como aliada en la lucha antidrogas en septiembre de 2025, así como la revocación de la visa de Petro durante su visita a la ONU, tras un discurso en una protesta pro-palestina donde llamó a desobedecer órdenes de Trump.

La reacción en Colombia no se hizo esperar. El presidente Petro respondió en redes sociales, acusando a Trump de estar “engañado por sus logias y asesores” y defendiendo su enfoque de lucha contra el narcotráfico, que, según él, busca atacar las estructuras financieras de los carteles en lugar de afectar a los campesinos más vulnerables. Por su parte, el ministro de Defensa colombiano calificó las declaraciones de Trump como un “irrespeto” hacia la nación, mientras que en plataformas como X, las opiniones se polarizaron: algunos sectores opositores a Petro aplaudieron la postura de Trump, mientras otros condenaron lo que consideran una injerencia extranjera.

Las implicaciones de esta decisión son profundas. El corte de la ayuda estadounidense podría agravar la situación económica en Colombia, afectando programas clave de desarrollo rural y seguridad. Además, pone en riesgo la cooperación bilateral en un momento en que el país enfrenta desafíos internos, como el aumento de los cultivos de coca, que según la ONU alcanzaron más de 250,000 hectáreas en 2024. Sin embargo, la ejecución del cese depende del Congreso de Estados Unidos, lo que añade incertidumbre sobre su impacto inmediato.

Este episodio no solo evidencia el deterioro de las relaciones entre Washington y Bogotá, sino que también refleja una dinámica más amplia: la confrontación de Trump con líderes de izquierda en América Latina. Mientras Petro insiste en un modelo alternativo para enfrentar el narcotráfico, la postura de Trump sugiere una política de mano dura que podría escalar tensiones en la región. En un mundo cada vez más polarizado, el futuro de la cooperación entre ambos países pende de un hilo, con consecuencias que podrían redefinir el equilibrio geopolítico en el continente.