
El 4 de septiembre de 2025, dos aviones de combate F-16 de la Fuerza Aérea Venezolana realizaron un sobrevuelo cercano al destructor estadounidense USS Jason Dunham en aguas internacionales del Caribe. El Pentágono calificó la maniobra como “altamente provocadora”, señalando que representaba una demostración de fuerza innecesaria y peligrosa, que podría poner en riesgo la seguridad de las operaciones estadounidenses en la región.
El incidente se produce en un contexto de creciente tensión entre ambos países. Apenas dos días antes, Estados Unidos atacó una embarcación venezolana vinculada al grupo criminal Tren de Aragua, resultando en la muerte de 11 personas. Mientras Washington defendió la operación como parte de su lucha contra el narcotráfico, Caracas la calificó de “invención” y acusó a Estados Unidos de buscar pretextos para intervenir en el país.
El sobrevuelo de los F-16 aumenta la tensión bilateral y evidencia la frágil relación entre Venezuela y Estados Unidos, marcada por acusaciones mutuas de agresión e interferencia en asuntos internos. Analistas consideran que estos episodios podrían derivar en un incremento de la vigilancia militar y nuevas medidas de precaución en la zona.