Se acabará la fiesta.

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Fuente: columna de opinión de Paola Holguín para el Colombiano

Tres días de terror evidencian que la crisis de orden público es más grave de lo que reconoce el gobierno. El sábado 8 de noviembre, las instalaciones de un Batallón del Ejército Nacional fueron atacadas con explosivos en pleno corazón de Tunja. Al día siguiente, cinco soldados profesionales que se desplazaban de civil, fueron secuestrados tras ser obligados a descender de un vehículo de transporte público en zona rural de Tame. Y el lunes, el vehículo en el que se movilizaba el Gobernador de Arauca fue objeto de un atentado, al que milagrosamente sobrevivió.