
Fuente: Pulzo
La madrugada del 7 de septiembre, Bogotá amaneció conmocionada por un nuevo caso de feminicidio. Paula Andrea Quintana, de 30 años, fue brutalmente asesinada en su vivienda ubicada en el barrio Esmeralda, en la localidad de Bosa.
Según las primeras versiones de las autoridades, su expareja sería el principal sospechoso del crimen. El agresor presuntamente la asfixió y, en un intento por borrar las huellas del delito, incendió la casa donde residía la joven. El fuego alertó a la comunidad, que de inmediato notificó a los organismos de socorro, pero ya era demasiado tarde.
El caso generó indignación y rechazo en la capital. La Policía Metropolitana de Bogotá, junto con el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI), asumió la investigación y ofreció una recompensa de hasta 10 millones de pesos a quien entregue información que permita ubicar y capturar al responsable.
La historia de Paula Andrea Quintana se suma a la dolorosa lista de mujeres víctimas de la violencia de género en Colombia, un fenómeno que sigue cobrando vidas a pesar de los llamados constantes por parte de organizaciones sociales y feministas para fortalecer la prevención y la protección.
Hoy, su nombre se convierte en un símbolo de exigencia de justicia y de urgencia para que las autoridades refuercen las medidas que garanticen la seguridad de las mujeres en el país.