La administración Trump ejecutó este miércoles un nuevo ataque letal en aguas internacionales del Pacífico oriental: un destructor de la Marina estadounidense disparó misiles contra una embarcación semirrígida, matando a los cuatro ocupantes, identificados por el Pentágono como “narcoterroristas masculinos”. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, autorizó personalmente la operación bajo órdenes directas del presidente, en el marco de la campaña “Southern Spear” que ya acumula 22 strikes y al menos 87 muertos desde septiembre. El Comando Sur confirmó que el buque fue rastreado por inteligencia satelital y drones, aunque no se han divulgado imágenes ni pruebas de la supuesta carga de drogas.
El ataque rompe la breve pausa anunciada por Hegseth hace apenas 48 horas y reaviva la polémica sobre su legalidad. Demócratas en el Congreso lo califican de “ejecución extrajudicial” y exigen audiencias inmediatas; Colombia protestó por la cercanía a su costa y Venezuela lo tildó de “piratería estatal”. Mientras Trump guarda silencio por ahora, fuentes del Pentágono aseguran que la ofensiva “solo está calentando motores” y no descartan operaciones terrestres en el futuro cercano.