Katmandú. — Nepal vive una de sus jornadas más convulsas en los últimos años luego de que cientos de jóvenes manifestantes prendieran fuego este lunes al edificio del Parlamento, en medio de una ola de protestas que obligó al veterano primer ministro a presentar su renuncia.
La decisión del mandatario se produjo tras la presión creciente de las calles y un día después de una violenta represión policial que dejó al menos 19 personas muertas y decenas de heridos, considerada una de las más sangrientas de los últimos tiempos en el país asiático.
Los inconformes, en su mayoría jóvenes, denuncian la corrupción, la falta de empleo y el estancamiento político que afecta a Nepal desde hace años. Testigos relataron que las multitudes irrumpieron en las inmediaciones del Legislativo entre consignas contra el Gobierno, y que posteriormente incendiaron varias partes de la sede parlamentaria.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada de violencia y ha llamado a la calma, mientras el país se enfrenta a un incierto escenario de transición política.