
RÍO DE JANEIRO – Una masiva y letal operación policial sacudió a Río de Janeiro, dejando un saldo de al menos 64 personas fallecidas y más de 80 detenidos. La acción, considerada la más sangrienta en la historia de la ciudad, tuvo como objetivo desmantelar la estructura del Comando Vermelho (Comando Rojo), la banda criminal más poderosa de la región.
La Escala de la Violencia
El operativo desplegó a 2.500 agentes y se centró en la captura de uno de los principales cabecillas prófugos del Comando Vermelho. Sin embargo, la magnitud de las bajas ha desatado una ola de cuestionamientos sobre el uso de la fuerza. Entre los fallecidos se cuentan cuatro policías y decenas de presuntos criminales.
Las autoridades han reportado que los delincuentes respondieron con una violencia inédita, incluyendo el uso de drones cargados con explosivos y fusiles de guerra contra los equipos policiales y la población civil.
Impacto Social y Disputa Política
Más de 200.000 residentes se han visto afectados directamente, con la suspensión de servicios públicos y el cierre de escuelas en las favelas impactadas. La tensión social es palpable ante las denuncias de excesos policiales.
El incidente ha exacerbado las diferencias políticas a nivel nacional. El gobernador de Río, Claudio Castro, ha responsabilizado al gobierno de Lula da Silva por la falta de apoyo militar y vehículos blindados, una acusación que fue rápidamente rebatida por el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, quien afirmó que la asistencia nunca fue solicitada formalmente.
La operación, autorizada por el Ministerio Público, ha puesto en el foco el debate sobre las estrategias de seguridad en Brasil y la escalada de la violencia en el combate al narcotráfico.