
Lo que alguna vez paralizó al país entero –el desfile de candidatas en traje de baño por las murallas de Cartagena, el vuelo real de la Señorita Colombia y la transmisión en vivo que competía con el fútbol– hoy es un eco lejano. El Concurso Nacional de Belleza (CNB), que en noviembre de 2024 coronó a Catalina Duque como la última reina de su 90 aniversario, ya no llena portadas ni interrumpe la programación habitual. Y no está solo: Miss Universo, el certamen madre, vive su propia crisis de relevancia, marcada por walkouts, quiebras y candidatas que renuncian por entornos tóxicos.
El ocaso del CNB: tradición vs. modernidad
“Los reinados de belleza han perdido interés”, admitió Raimundo Angulo, director del CNB desde 1996. Y los números lo confirman: la cancelación de 2023 –oficialmente para preparar el nonagésimo aniversario– fue en realidad una crisis financiera que expuso la fragilidad del modelo. Patrocinadores se retiraron, la movilización regional se redujo y la prensa, que antes enviaba equipos completos a Cartagena, ahora cubre el evento como una nota cultural, no como el acontecimiento del año.
El problema es estructural. Reglas que prohíben tatuajes, posar en ropa interior o ser madre casada chocan con una sociedad que celebra la diversidad. “El concurso se quedó en la visión arcaica de la belleza”, sentencia Frank Solano, periodista de Caracol Televisión. Mientras, las redes sociales democratizaron el estrellato: una influencer con 100.000 seguidores gana más contratos que una reina sin plataforma digital.
Miss Universo: escándalos que opacan coronas
A nivel global, la historia se repite con más drama. La final de Miss Universo 2025, programada para el 21 de noviembre en Tailandia, llega precedida por un walkout masivo de candidatas –incluida la reina vigente, Victoria Kjær Theilvig– tras el regaño público a Miss México Fátima Bosch por el polémico productor tailandés Nawat Itsaragrisil. El incidente, viral en TikTok, resume el dilema: los escándalos generan clics, pero ahuyentan a medios serios y patrocinadores.
La organización arrastra heridas abiertas. En 2023, su dueña tailandesa JKN Global Group quebró por deudas millonarias. En 2024, el empresario mexicano Raúl Rocha Cantú compró el 50 % de las acciones en un intento por estabilizarla. Pero 13 países –incluidos Bahréin y Uzbekistán– no enviaron delegadas este año, y Miss Persia se retiró tras la detención de su directora nacional.
Colombia elige por reality: RCN toma el control
En medio del declive, Colombia reinventó su camino a Miss Universo. Desde 2024, Canal RCN es el licenciatario oficial, tras ganar una batalla legal contra el CNB. El proceso ya no es un desfile tradicional, sino un reality show transmitido los fines de semana: Miss Universe Colombia: El Reality.
29 candidatas de 28 departamentos compitieron en pruebas de liderazgo, talento y empatía. Por primera vez, el público votó en tiempo real a través de la app de RCN, cada cuatro horas. El jurado –con Valerie Domínguez, Andrea Tovar y el diseñador Hernán Zajar– combinó sus puntajes con los del televidente. El 28 de septiembre, Vanessa Pulgarín, una líder social antioqueña de 34 años, madre y modelo, se coronó como Miss Universe Colombia 2025. Representará al país en Tailandia, en un certamen que ya no garantiza titulares, sino memes.
¿El fin de una era?
Expertos coinciden: los reinados tradicionales compiten con un mundo donde la belleza se construye en filtros de Instagram, no en pasarelas de 90 minutos. “Las marcas prefieren influencers auténticas que hablen de sostenibilidad, no de medidas 90-60-90”, explica Laura Peñuela, ex-Señorita Sucre 2009.
Aún así, persisten destellos. El debut de Palestina en Miss Universo 2025 generó atención geopolítica. Y en Colombia, el formato reality de RCN aumentó la participación ciudadana. Pero sin reformas profundas –más inclusión, menos drama corporativo, mayor conexión digital–, tanto el CNB como Miss Universo corren el riesgo de convertirse en reliquias de museo.
Por ahora, las coronas brillan menos. Y los medios, como el país, ya miran hacia otro lado.