
Fuente: DW
El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha delineado una política comercial que prioriza el uso de aranceles aduaneros como una herramienta clave para reconfigurar el panorama del comercio global. El objetivo central de esta estrategia es favorecer la producción y el empleo dentro de Estados Unidos, aunque sus implicaciones se extienden a diversas economías alrededor del mundo.
El marco de esta propuesta incluye la aplicación de distintos tipos de aranceles. Se contempla una tarifa del 10% para las naciones que mantienen un superávit comercial con Estados Unidos. Sin embargo, para aquellos países con los que Estados Unidos registra un déficit comercial, los recargos pueden oscilar entre el 15% y el 41%, siendo el 15% la tasa más aplicada.
Los efectos potenciales de estas medidas ya se vislumbran en varias regiones. India, por ejemplo, podría enfrentar aranceles de hasta el 50%, en parte, debido a sus compras de petróleo ruso, a pesar de su relación como socio estratégico.
La Unión Europea se ve confrontada con un arancel del 15%, y la posibilidad de que este ascienda al 35% si no se cumplen las inversiones prometidas de $600 mil millones en Estados Unidos. Incluso Brasil podría experimentar un arancel adicional del 50% en productos como el café y la carne, lo que se ha interpretado como una respuesta a la situación legal de su expresidente Jair Bolsonaro.
Analistas económicos sugieren que esta política arancelaria podría generar inestabilidad en el comercio internacional, dificultando la planificación de inversiones a largo plazo. También se ha planteado que algunos países, especialmente en América Latina, podrían buscar nuevos socios comerciales, como China, ante estas barreras.
A nivel interno en Estados Unidos, se anticipa que los aranceles podrían elevar los costos para los consumidores y reducir los márgenes de ganancia de las empresas, lo que a su vez, podría impactar negativamente la inversión y la creación de empleo.
Actualmente, las negociaciones continúan respecto a los aranceles aplicables a bienes como el aluminio, el acero y los automóviles, con la Unión Europea buscando limitar estos al 15%. La propuesta arancelaria de Trump representa un cambio significativo en las dinámicas del comercio mundial, abriendo un debate sobre sus posibles consecuencias y beneficios.