
Barranquilla, Colombia – La popular cadena de supermercados D1 se encuentra bajo el escrutinio del Ministerio de Trabajo colombiano tras múltiples denuncias de empleados y supervisores que pintan un panorama sombrío de sus condiciones laborales. Un reciente informe detalla una serie de prácticas que, según los denunciantes, constituyen una severa explotación.
Las acusaciones contra D1 abarcan una amplia gama de infracciones laborales. Los trabajadores reportan jornadas laborales agotadoras y una carga de trabajo excesiva, donde a menudo una sola persona debe realizar tareas que antes estaban a cargo de varios empleados. Además, se han documentado casos de acoso laboral y persecución de miembros sindicales, lo que genera un ambiente de miedo y represión.
El Ministerio de Trabajo también ha señalado problemas graves relacionados con la infraestructura, seguridad y salud ocupacional en las instalaciones de D1. Un punto de particular preocupación son los contratos por horas que, paradójicamente, exigen a los empleados una disponibilidad total, lo que resulta en horas extras no remuneradas.
Las denuncias no terminan ahí. Se mencionan deducciones arbitrarias de los salarios, incluyendo aquellas por supuestas diferencias en las cajas registradoras o pérdidas de inventario. Para los conductores, la situación es igualmente precaria, con jornadas que superan las 12 horas sin asistentes, una clara violación de las regulaciones de tránsito.
A pesar de estas graves acusaciones, D1 insiste en que cumple con la legislación laboral vigente y que posee una “línea ética” para garantizar el bienestar de sus empleados. Sin embargo, los críticos argumentan que estas “líneas éticas” son ineficaces, ya que el miedo a las represalias impide que los empleados hablen libremente.
El informe concluye que las prácticas de D1 son un claro ejemplo de explotación laboral. Se observa una plantilla mínima realizando múltiples funciones (cajero, reponedor, limpiador y hasta seguridad), un contraste marcado con otras cadenas de supermercados que emplean personal dedicado para cada una de estas funciones.
La situación de D1 pone de manifiesto la urgente necesidad de una mayor vigilancia y protección de los derechos laborales en el sector minorista.