Fuente: El Mundo
A pesar de los anuncios del ejército israelí sobre pausas diarias en las operaciones para facilitar la entrada de asistencia, la realidad en el terreno sigue siendo desalentadora para las organizaciones humanitarias.
Se muestran imágenes de camiones del Programa Mundial de Alimentos (PMA) y aviones jordanos y emiratíes entregando toneladas de ayuda, lo que subraya la magnitud de la necesidad. Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha expresado profundas preocupaciones, señalando que no han recibido garantías suficientes sobre rutas seguras o la infraestructura logística necesaria para distribuir eficazmente la ayuda. Esta falta de garantías agrava aún más la ya precaria situación, que la ONU ha calificado de “máxima gravedad”.
La urgencia de la crisis se ve reflejada en las cifras proporcionadas por el Ministerio de Salud de Gaza, que reporta un alarmante número de 133 muertes por desnutrición, incluyendo a 87 menores, desde el inicio de la ofensiva israelí.
En medio de este panorama desolador, la tensión se intensifica con las declaraciones del Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien ha publicado un video acusando a la ONU de “mentir” sobre la situación. Esta fricción entre las partes añade una capa de complejidad a los esfuerzos de ayuda, haciendo que la coordinación y la confianza sean aún más difíciles de establecer en un momento donde la vida de miles de personas depende de ello.
