
La Armada israelí interceptó en altamar a los buques de la Flotilla Global Sumud, integrada por activistas internacionales que intentaban llegar directamente a Gaza con ayuda humanitaria. Los organizadores habían declarado el estado de emergencia a bordo, previendo la acción militar.
Desde 2007, Israel mantiene un bloqueo marítimo absoluto sobre la Franja de Gaza, bajo el argumento de impedir el ingreso de armas y materiales que puedan fortalecer a grupos armados como Hamas. Según la posición oficial israelí, ninguna embarcación puede arribar a Gaza sin pasar antes por sus puertos, donde la carga es inspeccionada.
Los activistas, en cambio, aseguran que sus barcos transportaban medicinas, alimentos y mensajes de solidaridad, y denuncian que la verdadera intención de las autoridades israelíes es evitar un gesto simbólico que desafíe el bloqueo. También advierten que, aun cuando la ayuda es incautada y luego enviada por Israel a Gaza, suele llegar incompleta o con retrasos.
La contradicción se hace evidente al comparar con la ayuda que sí logra entrar por tierra y aire. Israel permite esos envíos porque se realizan a través de pasos fronterizos bajo control militar o con coordinación internacional, lo que le permite inspeccionar minuciosamente la carga. En el caso de las flotillas, al tratarse de una ruta marítima fuera de su control directo, Tel Aviv rechaza cualquier intento de ingreso, alegando razones de seguridad.
De esta manera, el choque entre la Flotilla Global Sumud y la Armada israelí refleja la tensión permanente: mientras Israel justifica el bloqueo como una medida de defensa, los activistas lo consideran un castigo colectivo ilegal que priva a más de dos millones de palestinos de insumos básicos y de libertad de movimiento.