
La investigación sobre el intento de asesinato de Miguel Uribe avanza, debatiéndose entre dos teorías principales: un “papayazo” —un acto oportunista— o un ataque orquestado para desestabilizar el gobierno. El sicario, ahora testigo clave bajo protección de la Fiscalía, es fundamental para desentrañar la verdad y dar con los autores intelectuales.
Detalles de la investigación y estado de la víctima
Hay cinco posibles cómplices bajo la lupa, incluyendo dos individuos en un coche gris y una persona en motocicleta, quien ya se presentó ante la Fiscalía para aclarar su situación. Mientras tanto, Miguel Uribe se encuentra en cuidados intensivos, con inflamación cerebral. Su familia, en un acto de perdón, ha expresado su optimismo y su hermana ha perdonado públicamente al sicario.
Fallas de seguridad y la teoría del “papayazo”
Un exgeneral de la policía, con experiencia en inteligencia, se inclina por la teoría del “papayazo”, señalando un exceso de confianza en el equipo de seguridad de Uribe. Este argumento se refuerza al considerar que Uribe no era un candidato de alto riesgo ni tenía amenazas conocidas, a diferencia de figuras como Álvaro Uribe Vélez o María Fernanda Cabal.
Las fallas en la seguridad fueron evidentes: solo dos de los siete guardaespaldas asignados estaban presentes, y el equipo de seguridad no informó a la policía de su ubicación, impidiendo la activación de refuerzos del “plan democracia”. Aunque se investiga la posible complicidad de los guardaespaldas, el exgeneral lo considera improbable dada su alta cualificación. Se sugiere que el propio Uribe pudo haber priorizado el contacto con el público sobre la seguridad completa.
¿Una estrategia de desestabilización?
A pesar de la teoría del “papayazo”, el exgeneral no descarta un plan más amplio para desestabilizar al gobierno atacando a cualquier candidato. Existe la hipótesis de que grupos criminales estarían reclutando jóvenes, aprovechando sus necesidades económicas, para actuar como sicarios oportunistas en eventos políticos, monitoreando redes sociales para detectar puntos débiles en la seguridad.
La juventud e inexperiencia del sicario, así como la falta de un plan de escape, contradicen la idea de un asesinato profesional, reforzando la teoría del “papayazo” sobre un ataque sofisticado. El objetivo final, sin embargo, parece ser la creación de inestabilidad política en Colombia.