
Yumbo (Valle del Cauca), 2 de noviembre de 2025 – A las 8:15 p.m. del 31 de octubre, el barrio Bellavista vibraba con risas infantiles, bolsas de dulces y luces de calabaza. Diez minutos después, el estruendo de cinco disparos silenció la noche y tiñó de rojo la calle principal.
Un hombre disfrazado de payaso, casco puesto y pistola en mano, llegó en motocicleta negra. Sin mediar palabra, apuntó al pecho de un vecino de 30 años que charlaba con amigos. Tres balas lo derribaron. La cuarta atravesó el aire y se incrustó en el tórax de una niña de 8 años que, desde el andén de su casa, agitaba una varita de bruja.
La menor cayó de rodillas. Su madre gritó mientras la cargaba en brazos hacia la esquina. Un vecino la metió en un taxi; el conductor aceleró rumbo a la clínica. A las 8:37 p.m. los médicos confirmaron lo que todos temían: la niña llegó sin signos vitales.
El hombre baleado quedó tendido en la calzada. Los paramédicos lo cubrieron con una sábana blanca que pronto se manchó de carmín.
Minutos después, el payaso asesino desapareció entre callejones oscuros. Solo dejó la moto abandonada a tres cuadras y un casquillo de 9 mm que aún humeaba.
El alcalde Edgar Alexander Ruiz García interrumpió su recorrido de Halloween para llegar al lugar. Frente a las cámaras, con voz entrecortada, prometió: “Esta noche no habrá descanso hasta dar con el responsable”. Ordenó plan candado en las salidas de Yumbo y duplicó los cuadrantes policiales.
En la madrugada, los vecinos encendieron velas en la acera. Una cartulina escrita a mano resume el dolor del barrio: “Aquí jugaba nuestra princesa. Justicia para ella”.
Los niños que ayer pedían dulces hoy se esconden bajo las camas. “Mi hijo cree que todos los payasos matan”, cuenta una madre con los ojos hinchados. Las clases del colegio cercano se suspendieron; los recreos se convirtieron en minutos de silencio.
La Fiscalía ya clasificó el doble homicidio como ajuste de cuentas. Investigan si la víctima adulta tenía antecedentes por microtráfico. Pero para la familia de la niña eso poco importa: “Ella no debía pagar deudas ajenas”, repiten.
Yumbo amaneció con banderas a media asta en la Alcaldía y un mensaje claro en las redes: la próxima Halloween tendrá toque de queda para motos y registro de disfraces en los ingresos al municipio.
Por ahora, la calle donde ocurrió la tragedia permanece cerrada. Solo se escucha el llanto de una madre que, arrodillada frente a un osito de peluche, pregunta al cielo por qué su hija no regresará a casa.