
El Bronx, uno de los distritos más golpeados por la desigualdad en Nueva York, enfrenta nuevamente largas filas de personas en busca de alimentos. Cientos de familias —muchas de ellas de origen latino— esperan durante horas frente a los bancos de comida locales para recibir productos básicos.
El aumento de la demanda coincide con el cierre parcial del Gobierno de Estados Unidos y la interrupción temporal del programa SNAP, la principal ayuda federal para la compra de alimentos. La suspensión de este beneficio ha dejado a miles de hogares sin recursos suficientes para cubrir sus necesidades diarias.
Organizaciones comunitarias advierten que la situación podría agravarse si el bloqueo presupuestario se prolonga, afectando especialmente a niños y adultos mayores. “Estamos viendo una demanda que no habíamos tenido desde la pandemia”, afirmó una voluntaria de un centro de distribución del Bronx, quien alertó sobre la falta de recursos para atender a todas las familias.
Mientras las autoridades federales buscan una solución política al estancamiento presupuestario, los bancos de alimentos de Nueva York se preparan para semanas difíciles, marcadas por el hambre y la incertidumbre.