
Bogotá, 18 de noviembre de 2025 – Lo que empezó como un chisme político en el Congreso terminó convertido en una crisis diplomática que tiene a 80.000 colombianos con el corazón en la mano en España.
Juliana Andrea Guerrero, la influencer de 23 años que iba a ser viceministra de la Juventud del gobierno Petro, se quedó sin título de contadora pública y, de paso, le voló la puerta en la cara a todo un país.
La historia es digna de serie de Netflix: la pelaíta dijo que se había graduado en la Fundación Universitaria San José, pero cuando Jennifer Pedraza pidió las pruebas… ¡puf! No había Saber Pro, no había notas, no había nada. Solo un diploma bonito enmarcado y muchas ganas de ser funcionaria.
La universidad, roja de la vergüenza, tuvo que salir a aceptar que le entregaron el título “por error administrativo” (traducción: alguien se lo regaló). Anularon el cartón, botaron al secretario general a la calle y lo denunciaron penalmente por falsedad y hasta por daño informático. Pero el daño ya estaba hecho.
Y el que se llevó la peor parte fue… España.
Allá, el Ministerio de Universidades tenía sobre la mesa un acuerdo histórico para agilizar la homologación de títulos colombianos. Miles de médicos, ingenieros, contadores y enfermeras llevaban años esperando ese guiño para poder trabajar sin tener que repetir carreras enteras.
Cuando estalló el escándalo de Juliana, los españoles hicieron lo que cualquiera haría si le ofrecen un billete sospechoso:
“Gracias, pero no gracias. Hasta que no nos demuestren que en Colombia no regalan títulos como si fueran volantes de pizza, aquí paramos todo”.
Resultado: negociaciones congeladas, expedientes en pausa y lupa nivel CSI sobre cada diploma que llegue con sello colombiano. En redes ya lo bautizaron como “el portazo de Juliana”.
En X la gente no se guarda nada:
“Gracias Juliana por hacernos quedar como un país de tramposos”
“Yo que me maté estudiando 5 años y ahora me miran como si mi título lo hubiera sacado en el semáforo”
“Esto es como si un tipo falsifica la cédula y ahora a todos nos piden huella dactilar para subir al bus”.
El Ministerio de Educación y la Cancillería corren a apagar el incendio prometiendo auditorías y certificados más blindados, pero el sabor amargo ya quedó. Y mientras tanto, miles de profesionales que sí madrugaron, sí presentaron Saber Pro y sí se ganaron su título a pulso… están pagando la factura de una niña bien conectada que quiso saltarse la fila.
Moraleja criolla del día: en Colombia, con una sola manzana podrida te pudren todo el exportador entero.
Y colorín colorado, este título… ya no es válido ni en Chía.