La Región Caribe colombiana, cuna de diversidad y potencial, se encuentra bajo el escrutinio de sus cifras económicas. El Producto Interno Bruto (PIB) de cada uno de sus ocho departamentos —Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, La Guajira, Magdalena, San Andrés y Sucre— no es solo un indicador estadístico; es el reflejo de su dinamismo, sus desafíos y su contribución al tejido económico nacional. Mientras que grandes centros como Atlántico y Bolívar suelen liderar la participación, la desaceleración observada en 2023 en varios de ellos, e incluso contracciones en algunos, enciende las alarmas sobre la necesidad de diversificación y fortalecimiento sectorial, especialmente en regiones con alta dependencia de actividades extractivas o vulnerables a fenómenos externos como el turismo en San Andrés.
Este panorama del PIB departamental tiene una influencia directa y profunda en la Región Administrativa y de Planificación (RAP) Caribe. La RAP, concebida para articular el desarrollo regional, utiliza estas cifras para orientar sus estrategias, priorizar proyectos de infraestructura, gestionar inversiones y buscar soluciones a problemáticas comunes como la informalidad o la pobreza. Un crecimiento robusto y equitativo en cada departamento no solo impulsa el PIB consolidado de la región, sino que también fortalece la capacidad de gestión de la RAP, permitiéndole liderar iniciativas que cierren brechas, promuevan la productividad y aseguren un desarrollo más sostenible y competitivo para el Caribe colombiano en los próximos años.