
Fuente: El Mundo.
Italia se prepara para revivir un proyecto monumental: la construcción del puente colgante más largo del mundo, una estructura que unirá la isla de Sicilia con la península itálica. Con una extensión de 3,7 kilómetros, de los cuales 3,3 kilómetros serán suspendidos, esta obra de ingeniería no solo promete transformar la conectividad de la región, sino que también enfrenta desafíos históricos y complejos.
El diseño de este coloso es un testimonio de la ambición humana. Una animación 3D del proyecto revela una infraestructura capaz de soportar tanto el tráfico vehicular como ferroviario, lo que representa un avance significativo para la movilidad y el comercio entre Sicilia y el continente. La participación de empresas internacionales, como la española Sacry, subraya la colaboración global necesaria para emprender proyectos de esta magnitud.
Sin embargo, la historia del puente del Estrecho de Mesina está marcada por obstáculos persistentes. La región es conocida por su actividad sísmica, lo que exige soluciones de ingeniería de vanguardia para garantizar la seguridad y durabilidad de la estructura. Además, la sombra de la influencia de la mafia italiana ha sido una preocupación constante en grandes obras públicas, lo que plantea interrogantes sobre la transparencia y la gestión del proyecto. A pesar de estas controversias, el gobierno italiano ha decidido impulsar nuevamente esta “obra faraónica”, apostando por el desarrollo y la integración territorial.
La reanudación de este proyecto no solo es una cuestión de ingeniería, sino también de visión política y económica. Si se materializa, el puente del Estrecho de Mesina no solo será un símbolo de la capacidad tecnológica, sino también un pilar fundamental para el progreso de la Italia meridional, conectando de manera más eficiente a sus ciudadanos y dinamizando la economía local y nacional.