El Consejo de Seguridad de la ONU no sirve para nada.

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La reciente reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, convocada tras el ataque de Estados Unidos a Irán, ha puesto de relieve una vez más las profundas divisiones internas de este organismo. Irán, sintiéndose agredido, solicitó el encuentro, donde las reacciones de los 15 miembros dejaron clara la polarización. Mientras el Secretario General Guterres expresaba alarma y países como China y Rusia condenaban el ataque pidiendo un alto el fuego, el Reino Unido instaba a la negociación y varias naciones latinoamericanas abogaban por el diálogo.

Esta diversidad de opiniones subraya la complejidad de los conflictos internacionales y la dificultad de encontrar un consenso dentro de una estructura global tan diversa.
Sin embargo, el video analizado va más allá de las reacciones inmediatas para cuestionar la efectividad real del Consejo de Seguridad. El orador argumenta que la ONU, con sus cinco miembros permanentes (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos) poseedores del poder de veto, se convierte más en un foro diplomático que en una entidad con capacidad de acción. Este veto permite a cualquiera de estas potencias bloquear resoluciones, incluso si la mayoría está a favor, lo que, según la crítica, impide que se tomen medidas significativas contra los propios intereses de estas naciones. En última instancia, la discusión sugiere que, aunque las reuniones del Consejo de Seguridad generen titulares, su poder de veto las reduce a meros debates sin consecuencias tangibles, limitando su rol en la resolución de conflictos globales.