El abrazo imposible: Trump recibe en la Casa Blanca al ex yihadista que ahora manda en Siria.

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Imagina la escena: el 10 de noviembre de 2025, un hombre que hace apenas un año estaba en la lista de terroristas más buscados de EE.UU. cruza la puerta principal de la Casa Blanca, saluda con un apretón de manos al presidente Donald Trump y posa para las cámaras. Ese hombre es Ahmed al-Sharaa, antes conocido como Abu Mohammad al-Jolani, fundador de un grupo ligado a Al-Qaeda. ¿Cómo llegamos aquí? Vamos paso a paso, sin prisas y con la frescura de quien te lo cuenta en la terraza tomando un café.

1. ¿Quién es este tipo y por qué ya no es “el malo”?

  • Pasado: Al-Jolani creó Hayat Tahrir al-Sham (HTS), una rama de Al-Qaeda en Siria. Luchó contra Assad, contra ISIS y, sí, también contra soldados estadounidenses. Washington lo tenía en la lista negra y ofrecía 10 millones de dólares por su cabeza.
  • Presente: En diciembre 2024, sus tropas entran en Damasco y derrocan a Bashar al-Assad en solo 12 días. De repente, el yihadista se pone traje, habla de elecciones y promete “un Estado inclusivo”. En mayo 2025 se reúne con Trump en Riad (sí, en Arabia Saudí) y empieza el lavado de imagen.
  • Sello oficial: Esta semana, EE.UU. lo saca de la lista de terroristas y suspende 180 días las sanciones de la Ley Caesar. Traducción: ya puede abrir cuentas bancarias y recibir inversión.

2. ¿Qué quiere Trump con esto?

Tres objetivos claros, sin rodeos:

ObjetivoExplicación sencilla
Dinero y reconstrucciónSiria necesita 200.000 millones de dólares. Trump quiere que entren empresas de EE.UU. y del Golfo sin miedo a sanciones.
SeguridadSiria se une a la coalición anti-ISIS (ya son 90 países). Trump busca bases en Damasco y que los kurdos no se rebelen.
Paz regionalAmpliar los Acuerdos de Abraham: que Siria haga las paces con Israel (a cambio de que Israel devuelva los Altos del Golán, algo que Netanyahu odia).

En palabras de Trump en la rueda de prensa: “Tiene un pasado duro, como todos hemos tenido. Pero ahora es un líder fuerte y quiere que Siria sea exitosa”. Punto.

3. Los dilemas que nadie quiere decir en voz alta

  • Ético: ¿Se puede blanquear a alguien que mandó matar soldados americanos? En redes, veteranos de Irak estallan: “Mis compañeros murieron por sus IED y ahora juega baloncesto con el CENTCOM”.
  • Práctico: Los kurdos del norte no confían. Si al-Sharaa los aplasta, vuelve el caos. Si los integra, pierde a sus propios combatientes islamistas.
  • Político: Israel dice “ni loco” a devolver el Golán. Irán y Rusia gritan “traición”. Y en EE.UU., los demócratas preparan anuncios de campaña con fotos de marines muertos.

4. El termómetro de X (Twitter)

  • Pro-Trump: “Genio pragmático, hace lo que Obama y Biden no pudieron: acabar con Assad sin un solo soldado”.
  • Anti-Trump: “Te treason defined. Invitar a un terrorista el mismo día del 250 aniversario de los Marines”.
  • Memes: Al-Sharaa con gafas de sol y caption “From most wanted to most invited”.

5. ¿Y ahora qué?

En seis meses sabremos si:

  1. Hay elecciones libres (prometidas para 2026).
  2. Los kurdos entran en el gobierno sin guerra.
  3. Israel y Siria firman algo parecido a la paz.

Si todo sale bien, Trump se apunta un gol histórico: un Oriente Medio con menos Irán, menos Rusia y más dólares americanos. Si sale mal, tendremos otro Afganistán 2.0 con traje y corbata.

En resumen: Trump no abraza a al-Sharaa por cariño; lo hace porque cree que un ex yihadista moderado es mejor vecino que un dictador aliado de Teherán. Es diplomacia sucia, pero a veces la historia se escribe así: con apretones de manos incómodos y fotos que duelen. ¿Funcionará? Solo el tiempo —y los próximos titulares— lo dirán.