EE. UU. y Venezuela Negocian la Libertad a Través de El Salvador.

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Washington D.C., 19 de julio de 2025 – En un movimiento diplomático complejo y sin precedentes, Estados Unidos y Venezuela han completado un significativo intercambio de prisioneros que involucró también al gobierno de El Salvador. El acuerdo resultó en la liberación de diez ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes detenidos en Venezuela, a cambio de 238 ciudadanos venezolanos que estaban recluidos en El Salvador tras ser deportados por Estados Unidos.

El anuncio fue confirmado por el Secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, quien asumió este cargo el 20 de enero de 2025 en la administración del presidente Donald Trump. Rubio, quien también ejerce interinamente como Consejero de Seguridad Nacional, Administrador de USAID y Archivista de los Estados Unidos, ha sido una figura clave en las negociaciones.

Según fuentes cercanas al proceso, las conversaciones, que se gestaron durante meses, buscaron resolver la situación de los estadounidenses “retenidos como rehenes” en Venezuela, como los describió el presidente salvadoreño Nayib Bukele. A cambio, El Salvador entregó a Venezuela a los migrantes venezolanos que habían sido deportados por Washington y que el gobierno salvadoreño tenía bajo custodia, acusándolos de posibles vínculos con la organización criminal “Tren de Aragua”.

El presidente Bukele, a través de sus redes sociales, confirmó que la oferta se había hecho al “régimen venezolano” en abril. Por su parte, el gobierno de Venezuela calificó a sus ciudadanos en El Salvador como “secuestrados y sometidos a desaparición forzada” en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), un polémico centro penitenciario en El Salvador. La liberación y retorno de estos venezolanos al país sudamericano fue un punto central de la exigencia de Caracas.

Este intercambio marca un hito en las tensas relaciones entre Washington y Caracas, que han carecido de lazos diplomáticos plenos durante años. Expertos en política exterior señalan que este tipo de acuerdos, aunque humanitarios en su esencia, suelen ser el resultado de intensas negociaciones tras bambalinas y representan un delicado equilibrio de intereses entre las naciones involucradas.

La liberación de los ciudadanos estadounidenses es un alivio para sus familias, que han estado presionando por su retorno durante años. Al mismo tiempo, el acuerdo subraya la compleja dinámica de la migración en la región y la intrincada red de relaciones internacionales que a menudo se tejen para asegurar la libertad de los ciudadanos en el extranjero.