Educación, inclusión y seguridad: la apuesta institucional que redefine la política juvenil en Barranquilla.

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La reciente alianza entre la Alcaldía de Barranquilla, la Institución Universitaria de Barranquilla (IUB), ACEDI y la Policía Nacional no es un acto protocolario más: es una señal política y social sobre hacia dónde se está orientando la estrategia de ciudad frente a los jóvenes. En un contexto marcado por brechas educativas, riesgos de exclusión y desafíos de seguridad urbana, la administración distrital apuesta por una fórmula ya probada en el discurso, pero aún en construcción en los resultados: la articulación entre educación, oportunidades y control institucional.


El énfasis en la educación como eje de transformación no es casual. Barranquilla ha consolidado en los últimos años una narrativa de ciudad que entiende la formación académica no solo como un derecho, sino como un instrumento de prevención social. Vincular a la Policía Nacional en este tipo de alianzas revela una lectura más amplia del concepto de seguridad, que deja de ser exclusivamente reactiva y se integra a procesos de acompañamiento, orientación y construcción de proyecto de vida para la juventud.


El reconocimiento otorgado por la IUB al alcalde Alejandro Char se inscribe en esa misma lógica. Más allá del homenaje personal, el gesto busca reforzar un modelo de liderazgo que prioriza la inversión educativa como política estructural y no como programa coyuntural. Para sus defensores, este enfoque ha permitido avances en cobertura y acceso; para sus críticos, el reto sigue siendo medir el impacto real en movilidad social y reducción de vulnerabilidades en los sectores más expuestos.


En el fondo, la alianza plantea una pregunta clave para la agenda pública local: ¿puede la educación, acompañada de inclusión y presencia institucional, convertirse en el principal dique frente a la inseguridad y la exclusión juvenil? Barranquilla parece decidida a intentarlo. El desafío ahora no es el anuncio, sino la ejecución sostenida y los resultados medibles que confirmen que esta convergencia institucional trasciende el acto simbólico y se traduce en oportunidades reales para los jóvenes de la ciudad.