
En medio de un colapso económico sin precedentes, comerciantes del Gran Bazar de Teherán y otros mercados centrales cerraron sus locales por segundo día consecutivo, en una huelga masiva que refleja el profundo malestar popular contra el régimen islámico. El rial iraní alcanzó un nuevo mínimo histórico, superando los 1.44 millones por dólar en el mercado libre, lo que ha disparado la inflación y los precios de bienes básicos hasta niveles insostenibles.
Los manifestantes, que se congregaron en calles como Jomhuri, Lalehzar y Saadi, corearon consignas como “No tengan miedo, estamos juntos” y “Los comerciantes del bazar pueden morir, pero no aceptarán humillación”. La protesta, que comenzó el domingo con cierres en mercados de celulares y hierro, se extendió hoy a sectores como el mercado de muebles Doulavaran y el de oro, evidenciando un rechazo generalizado a la corrupción gubernamental y la incapacidad del régimen para contener la crisis.
Esta ola de descontento, que incluye a jubilados, trabajadores y estudiantes en varias ciudades, pone en jaque la legitimidad del gobierno de Masoud Pezeshkian. Analistas advierten que, sin reformas urgentes o alivio de sanciones, el malestar podría escalar rápidamente, recordando las grandes revueltas de años pasados. Por ahora, las fuerzas de seguridad mantienen un estado de alerta máximo en la capital, mientras la economía se desmorona y la población exige cambios profundos.