El persistente conflicto entre Tailandia y Camboya ha tenido graves consecuencias, provocando el desplazamiento de decenas de miles de personas y un trágico aumento en la cifra de víctimas mortales. Este enfrentamiento, que no es reciente, se intensificó notablemente tras un incidente en el que la explosión de una mina terrestre hirió a cinco soldados, reavivando la tensión y la violencia en la región.
El panorama diplomático actual se caracteriza por la postura de Tailandia. El país ha rechazado firmemente la intervención de mediadores externos, prefiriendo en su lugar la vía de las conversaciones bilaterales directas con Camboya. Esta decisión subraya una preferencia por resolver las disputas de manera autónoma, aunque el camino hacia una resolución pacífica y duradera sigue siendo un desafío.