“Asesinato de Miguel Uribe Turbay: Un nuevo capítulo de violencia política sacude a Colombia”.

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Antecedentes de Miguel Uribe Turbay.

Miguel Uribe Turbay, nacido el 28 de enero de 1986 en Bogotá, era un abogado y político colombiano perteneciente al partido Centro Democrático, fundado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Provenía de una familia con una larga tradición política: era nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala (1978-1982) y sobrino de la excongresista Diana Turbay, quien fue secuestrada y asesinada por el narcotráfico en 1990.

Uribe Turbay inició su carrera en el sector público como secretario de Gobierno de Bogotá durante la alcaldía de Enrique Peñalosa (2016-2019), donde se destacó por su gestión en temas de seguridad y movilidad. En 2022, fue elegido senador de la República, convirtiéndose en una de las figuras más jóvenes y prominentes de la oposición al gobierno de Gustavo Petro. Como precandidato presidencial para las elecciones de 2026, representaba una línea dura contra el crimen organizado, la corrupción y las políticas de “paz total” del actual gobierno, abogando por una Colombia más segura y democrática.

Detalles del atentado del 7 de junio de 2025.

El atentado ocurrió durante un mitin de campaña en el barrio Modelia, en la localidad de Fontibón, Bogotá. Uribe Turbay estaba dirigiéndose a sus seguidores cuando un sicario se acercó y le disparó múltiples veces a quemarropa. Recibió al menos tres impactos: dos en la cabeza y uno en la pierna izquierda. El ataque fue captado en videos que circularon ampliamente en redes sociales, mostrando el caos en el lugar. Inmediatamente, fue trasladado de urgencia a la Fundación Santa Fe, donde ingresó en estado crítico.

La Fiscalía General de la Nación clasificó el hecho como un atentado político, dada su posición como senador en ejercicio y líder opositor. Un adolescente de 14 años fue capturado en la escena con el arma homicida, y las autoridades lo identificaron como un sicario contratado. Posteriormente, se realizaron al menos seis arrestos más, incluyendo a un presunto coordinador y organizador del crimen. Hasta el momento, no se ha revelado públicamente el móvil exacto, pero se investiga posibles vínculos con grupos criminales o motivaciones políticas, en un contexto de creciente violencia contra líderes opositores en Colombia.

Hospitalización, complicaciones y fallecimiento.

Uribe Turbay permaneció hospitalizado por más de dos meses en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Fundación Santa Fe. Durante este período, fue sometido a varias neurocirugías de emergencia para controlar el edema cerebral y el sangrado intracerebral causado por las heridas. Hubo breves momentos de mejoría que permitieron iniciar una fase de neurorehabilitación, pero su condición se mantuvo “extremadamente crítica” debido a un persistente edema y hemorragias difíciles de manejar.

Finalmente, en la madrugada del 11 de agosto de 2025, alrededor de las 2:00 a.m., sufrió una nueva hemorragia en el sistema nervioso central que llevó a un deterioro irreversible y su muerte a los 39 años.

Su esposa, María Claudia Tarazona, confirmó el deceso a través de un emotivo mensaje en redes sociales: “Mi amor, mi compañero, mi todo. Descansa en paz. Te amaré por siempre”. La familia ha pedido privacidad en medio del duelo, y se espera que los servicios fúnebres se realicen en Bogotá con honores por su rol como senador.

Avances en la investigación.

La Fiscalía ha avanzado en la investigación, con seis personas capturadas hasta la fecha, incluyendo el menor de edad que ejecutó el disparo. Se sospecha que el atentado fue planeado por una red criminal, posiblemente con motivaciones políticas. Algunos sectores de la oposición han señalado posibles vínculos con el gobierno de Petro o grupos armados, aunque no hay evidencia pública que lo confirme.

El expresidente Álvaro Uribe Vélez ha exigido celeridad en las pesquisas, afirmando que “mataron la esperanza” de una nueva generación política. Organizaciones como Human Duties & Responsibilities Watch han pedido que el caso no quede en la impunidad, extendiendo la demanda a otros crímenes similares. La vicepresidenta Francia Márquez, en representación del gobierno, rechazó categóricamente la violencia política y llamó al diálogo para superar las diferencias ideológicas.

Reacciones nacionales e internacionales.

La muerte de Uribe Turbay ha generado un profundo luto nacional y reavivado debates sobre la violencia política en Colombia, un país con una historia marcada por asesinatos de líderes como Luis Carlos Galán o Jorge Eliécer Gaitán.

El expresidente Álvaro Uribe lamentó que “mataron la esperanza”, mientras que el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, expresó que “nos duele Colombia” y que no se callarán ante la violencia.

Otros precandidatos como Juan Manuel Galán (Nuevo Liberalismo) lo recordaron como un defensor de la no violencia. El gobierno, a través del Ministerio de Igualdad y Equidad, rechazó el acto y llamó a la unidad. Internacionalmente, el expresidente ecuatoriano Guillermo Lasso envió condolencias, destacando su compromiso con la democracia.

Desde España, la política Cayetana Álvarez de Toledo lo elogió como “inteligente, íntegro y valiente”, y defendió su lucha por la libertad en Venezuela. Estados Unidos, vía el senador Marco Rubio, condenó el asesinato y exigió justicia. Panamá lamentó la pérdida y pidió paz y unidad en Colombia.

En redes sociales, miles de usuarios han compartido mensajes de solidaridad, aunque algunos posts reflejan polarización, con acusaciones hacia la izquierda o teorías conspirativas.

Legado y repercusiones.

Uribe Turbay deja un legado como un líder joven que defendió la institucionalidad, la seguridad y la oposición constructiva. Su muerte ha sido calificada como un “fracaso generacional” por figuras como el concejal Daniel Briceño, y ha intensificado las preocupaciones sobre la seguridad de candidatos en las próximas elecciones.

El Senado de Colombia emitió un comunicado lamentando su partida, y se espera que su escaño sea ocupado por un suplente del Centro Democrático. Este evento podría influir en la dinámica política, fortaleciendo la oposición y presionando por reformas en protección a líderes. En un país que ha sufrido décadas de violencia política, su caso recuerda la urgencia de combatir la impunidad y fomentar el diálogo para evitar más tragedias.