La tranquilidad del Aeropuerto El Dorado se vio empañada el pasado 27 de julio por un acto de agresión que ha generado indignación y debate. Un video viral mostró el momento en que una abogada fue agredida físicamente por un hombre, desatando una discusión sobre la convivencia y la respuesta ante conflictos menores en espacios públicos.
La raíz del incidente, según la versión de la esposa del agresor, fue una disputa por un asiento. Aparentemente, la abogada se sentó en un lugar que ya estaba ocupado, lo que provocó una escalada de la situación. Si bien una discusión acalorada puede ser comprensible en momentos de tensión como los que a menudo se viven en un aeropuerto, la violencia física nunca está justificada. Este punto ha sido enfáticamente resaltado por varios medios, subrayando que, sin importar la provocación, la agresión no es la solución.
Las consecuencias para la abogada fueron lamentables. Sufrió lesiones faciales y un colapso nervioso, lo que la obligó a ser retirada del lugar en silla de ruedas. La situación se complicó aún más cuando la víctima criticó los protocolos de violencia de género del aeropuerto, ya que fue ubicada en la misma patrulla que su agresor, un hecho que contradice los principios de protección a las víctimas.
Actualmente, la abogada ha presentado una demanda por agresión física, y el caso se encuentra bajo investigación. Este incidente no solo pone de manifiesto la necesidad de fomentar una cultura de respeto y tolerancia, sino también la urgencia de revisar y fortalecer los protocolos de seguridad y atención a víctimas en lugares de alto tránsito, garantizando que situaciones como esta no queden impunes y que la justicia prevalezca.